lunes, 1 de junio de 2009

Cazar el dos

Para Cristina que lo inventó, Juan que me hizo pulirlo y para María, sin la cual -como es notorio- no haría nada de nada.



Cazar el dos.

Hete aquí una invitación a jugar un juego que es, como casi todos los juegos, un principio metodológico y epistemológico. Mis niños y yo lo jugamos a menudo. Se llama "cazar el dos".
Va a resultar que nuestro hilo mental, nuestro discurso, está lleno de polaridades duales que nos acaban convirtiendo el pensamiento en una especie de ping-pong mental bastante poco fértil: forma-contenido, real-simbólico, puro-sucio, esencia-apariencia...
Se trata de dicotomías que parecen pensadas no sólo para que cada uno de esos polos sea parcial y tramposo, sino para obligarnos a escoger uno de ellos y que a partir de tan desolada opción tengamos que partirnos la cara filosófica por defender tan absurda posición contra quienes, por sabedios qué azares, han escogido la contraria.
El juego consiste pues, antes que nada, en descubrir uno de estos doses. Ser capaz de señalar los términos que forman el dos es, ya de por sí, todo un potente ejercicio de desencastillamiento, de salirse uno de sus propias casillas por las buenas y ver con lucidez ese aspecto de pelota de pingpong que a menudo acabamos tomando.

Por supuesto que una vez el hábil jugador ha visto con claridad el dos, se trata de cazarlo. ¿Cómo se caza un dos? ¿qué herramientas necesitamos? La más importante es un gradiente. Hay que coger el dos y convertirlo en un gradiente, es decir una diferencia de intensidad, de grado.
Por supuesto que no nos sirve cualquier gradiente. Tiene que ser uno que deje fuera de juego al dos en cuestión, es decir, tiene que ser un gradiente que revele la tensión específica e irresuelta que se había, de hecho, fosilizado en el dos que estamos tratando de cazar.
Hombre-mujer? Queer.
Sujeto-objeto? relación...

¿Acaba ahí el juego? Ni de lejos. Una vez el intrépido gradiente ha dejado al dos de marras mirando a Cuenca, el avezado cazador tiene que ser capaz de extraer de ese gradiente un nuevo par o una pequeña multitud de conceptos que ya no polarizen sino que sigan, por sí mismos, siendo gradientes generativos:

hombre-mujer? queer?: yin-yang...
sujeto-objeto? Relación? : modos de relación

Al fin y al cabo cazar el dos no es sino una variante de la pugna de lo instituyente por no dejarse resolver de modo estanco en lo instituido. ¿O acaso la pareja instituyente-instituido forman un dos?
A modo de entretenimiento ahí van algunos doses que están pidiendo a gritos un cazador. Comoquiera que a mi cazar me encanta, veréis que algunos doses ya tienen un gradiente que los acecha desde sus mayúsculas, hay incluso alguno que ha derivado de nuevo en minúsculas mediaciones gradienciales, como quien dice:

Cosa – Idea

Forma- Contenido

Forma – Materia

Subjetividad- Objetividad PATTERN

Hembra – Macho QUEER yin yang

Concepto - Objeto RELACION modos de relación

Semantica – Sintaxis PRAGMÁTICA

Práctica – Teoría PRAXIS

Individuo –Comunidad HABITUS

Tactica- Estrategia OPERACIONAL

Privado – Público MODOS DE RELACION

Simbólico – Real PERFORMATIVO

Semántico – Semiótico

Habla – Lengua

Inefable – Comunicable

Transparencia-opacidad (performatividad)

Popular – Culto CONTEXTUAL

Politizado – No politizado AUTONOMIA CONTAGIOSA

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Provista de dos términos opuestos, la persona, en la metafísica clásica, funcionaba como un buen paradigma (lo alto/lo bajo, la carne/el espíritu, el cielo/la tierra); los partidos en lucha se reconciliaban en la fundación de un sentido: el sentido del Hombre. Al hablar hoy del sujeto dividido nos referimos a un difracción, un desperdigamiento cuya expulsión no deja ya ni centro principal ni estructura de sentido: no soy contradictorio, estoy disperso

Anónimo dijo...

Para cuándo un NATURAL-ARTIFICIAL-cyborg ??? Lo estamos necesitando!!!